Ubicada al norte del estado de Tabasco, Frontera es una comunidad que vive al ritmo del agua. Aquí, donde el río Grijalva se encuentra con el mar, la naturaleza domina el paisaje y la historia se cuela entre los muros antiguos. Visitar este punto del Golfo de México es adentrarse en uno de los ecosistemas más ricos de Norteamérica, pero también en una región con identidad pesquera, memoria histórica y sabor local.
Pantanos de Centla: la joya húmeda del sureste
Uno de los mayores atractivos de Frontera es la cercanía con la Reserva de la Biosfera Pantanos de Centla, un área de más de 300,000 hectáreas reconocida como sitio Ramsar por su importancia ambiental global. Se trata de la zona de pantanos más extensa del continente, hábitat de aves migratorias, reptiles, anfibios y una enorme diversidad de especies vegetales.
Quienes se internan en esta reserva lo hacen generalmente en lancha, siguiendo la Ruta de los Pantanos, hasta llegar al punto conocido como “Tres Brazos”, donde confluyen los ríos Grijalva y Usumacinta. Es un espectáculo natural de gran magnitud: el sistema hídrico más importante de Centro y Norteamérica.
Entre historia y cultura local
Frontera no es solo naturaleza. Su legado también se aprecia en espacios como la Ex Aduana Marítima, inaugurada en 1871 por Benito Juárez. Esta edificación, recientemente restaurada, da testimonio del auge comercial que vivió la región en el siglo XIX. A ello se suma la Parroquia de Santa María de Guadalupe, cuya arquitectura de dos torres y cruz en la cima es parte esencial del perfil urbano.
Sabores del agua dulce
En esta región, la cocina está marcada por lo que ofrece el río. El pejelagarto, emblema gastronómico tabasqueño, se sirve asado, en salsa verde o en empanadas. También se pueden degustar pescados como robalo y mojarra, o camarón fresco. Frontera es, de hecho, el polo pesquero más importante del estado.
Playas y tiempo al aire libre
Más allá del puerto y los ríos, Frontera ofrece contacto directo con el mar en playas como Chambor, Miramar o El Bosque. Esta última se encuentra justo donde el río se adentra en el océano, y en sus alrededores se pueden alquilar kayaks, pasar el día en cabañas o simplemente observar el horizonte en calma.
Para quienes disfrutan del senderismo ligero, la observación de aves o los recorridos por ambientes húmedos, es recomendable llevar mochilas deportivas: resistentes, cómodas y adecuadas para transportar lo esencial en terrenos donde el agua, el barro y el calor forman parte de la experiencia.