Huejotzingo: historia viva, arquitectura sagrada y tradición que se lleva en la mochila

Viajar a Huejotzingo es como abrir un códice antiguo donde las páginas están vivas y escritas en piedra, en colores, en danza. Ubicado en el corazón de Puebla, este municipio no solo resguarda siglos de historia indígena y colonial, sino que continúa latiendo con la fuerza de sus festividades, altares y monumentos.

El nombre “Huejotzingo”, que en náhuatl significa “lugar de los pequeños sauces”, ya anuncia la conexión profunda entre su gente y la tierra. Y aunque hoy es uno de los municipios más grandes del estado, su alma está arraigada en la intimidad de su historia.

Quien visita Huejotzingo no puede dejar de recorrer el majestuoso Ex Convento de San Miguel Arcángel, una joya franciscana del siglo XVI reconocida como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Su estilo plateresco, sus capillas pozas, pinturas al fresco y retablos del flamenco Simón Pereyns lo convierten en un espacio sagrado no solo para la fe, sino también para el conocimiento. Hoy alberga el Museo de la Evangelización, donde más de 200 piezas revelan el mestizaje espiritual y cultural que define a México.

Y para quienes cargan en la espalda no solo una cámara o un cuaderno de apuntes, sino la curiosidad del viajero culto, unas mochilas multiusos son esenciales. Cómodas y resistentes, te permiten desplazarte entre empedrados, subir a miradores o recorrer museos con todo lo necesario a la mano.

Una iglesia que toca el cielo

La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, considerada por muchos como la más bella del estado, es otra parada obligada. Su fachada blanca de cuatro cuerpos y sus arcos ojivales son testimonio de la elegancia arquitectónica del periodo colonial. En su interior, los altares dorados, pinturas y esculturas religiosas crean un contraste sublime con su exterior sobrio.

Este tipo de sitios no solo hablan de fe, sino también del arte y la paciencia de los antiguos constructores. Aquí, la luz que entra por las ventanas góticas se convierte en un elemento más de la experiencia visual. Cada visita se transforma en una clase viva de historia del arte mexicano.

Fiestas que narran el alma del pueblo

Si el calendario lo permite, asistir al Carnaval de Huejotzingo es presenciar uno de los eventos culturales más vibrantes del país. Más de 25 mil participantes dan vida a una representación única donde se entrelazan elementos prehispánicos, coloniales e históricos: danzas, batallas, máscaras, música y el relato del secuestro de una doncella a manos de Agustín Lorenzo, un bandolero convertido en mito popular.

Y en noviembre, la devoción se expresa a través de altares monumentales para Día de Muertos, mientras que en Semana Santa los altares dominicales se convierten en punto de encuentro para procesiones, misas y noches de convivencia espiritual.

El legado escondido bajo la tierra

Pero Huejotzingo no solo ofrece maravillas visibles. En San Luis Coyotzingo, a pocos kilómetros, se alza la enigmática Pirámide de Coyotzingo, vestigio tolteca camuflado en lo que parece un simple cerro. El hallazgo de un Chac Mool roto en 1973 confirmó lo que ya sabía la memoria oral: que esta tierra fue, desde mucho antes de la colonia, un centro de rituales y poder.

Las piedras de esta pirámide fueron desmanteladas tras la conquista para edificar el templo de San Luis Obispo, pero el monte aún guarda el alma de sus constructores. Subirlo es reencontrarse con una historia que sobrevivió al tiempo y a la conquista.

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